De "Para las seis cuerdas"
Jorge Luis Borges
Y la ciudad ahora es como un plano
De mis humillaciones y fracasos;
Desde esta puerta he visto los ocasos
Y ante este mármol he aguardado en vano.
Aquí el incierto ayer y el hoy distinto
Me han deparado los comunes casos
De toda suerte humana, aquí mis pasos
Urden su incalculable laberinto.
Aquí la tarde cenicienta espera
El fruto que le debe la mañana;
Aquí mi sombra en la no menos vana
Sombra final se perderá, ligera.
No nos une el amor sino el espanto;
Será por eso que la quiero tanto.
El guión juega a enfrentar a Jorge Luis Borges con personajes y situaciones extraídos de sus cuentos y poemas. El resultado es un policial, que intenta retratar la mutua incomprensión que se prodigaron el célebre escritor y su patria.
Protagonista: Miguel Ángel Sola
Argentina,
1946. Perón acaba de ganar las elecciones sin fraude. Jorge Luis Borges,
conocido opositor, está entre los enemigos, y por lo tanto debe transar o huir.
Tanto José
Pablo Feinmann desde el guión como Juan Carlos Desanzo desde la dirección
eligieron una trama de tipo policial para relatar esta historia, en la que se
entrecruzan realidad y ficción. Lo que se irá descubriendo es a un Borges
atrapado en una pesadilla que se construye dentro del universo y la lógica de
su propia literatura.
Poco importa
cuánto hay de paranoia en este personaje y cuánto de real. Lo interesante es
ver de qué manera es narrado. Si bien en ningún momento se producen
distorsiones en las imágenes, la estética de El amor y el
espanto tiene algo de expresionista: las sombras, las tomas, las formas de
actuación. Los espacios agobiantes, como escaleras, pasillos y bibliotecas,
atravesados por la mirada de Borges: el encierro y la amenaza siempre al acecho.
Y esta
amenaza es doble. Por un lado, del poder. El asesino es el Estado, dice el
escritor en determinado momento. Pero por otro lado, amenaza de las clases
pobres que este poder subleva. Un simbolismo recargado ronda estas ideas:
perros feroces como metáfora del despotismo de Perón, riñas de gallos como
metáfora de la barbarie...
Hay algo que
mitiga tanto espanto, y es el amor que Borges siente por Beatriz Viterbo. Y
justamente porque la quiere tanto, ella será la razón de todas sus acciones, la
única motivación para enfrentar sus miedos y cobardías. No por casualidad las
escenas en las que se la ve son luminosas, en contraste con el resto de las
imágenes.
Algunos de sus cuentos fueron utilizados para esto:
“La Espera”, "La muerte y la brújula", que mantiene ciertas ideas
intactas en el film pero también funciona como disparador de ideas nuevas; y
"El sur", del cual se extrae una escena y cierto ambiente opresivo.
Tres son los cuentos que claramente
están incluidos en la película interactuando con el protagonista. Los
podés leer haciendo click sobre cada título: